Vida Moral: Noción del bien y del mal
Escrito por: Juan Francisco Campos Menjivar
En cierta ocasión fui invitado a impartir una conferencia sobre Ética, por una institución estatal, como mi auditorio era de profesionales, autorregulé mi exposición para adaptar mi nivel al de mis interlocutores; comencé hablando de Axiología, luego discutimos diferentes conceptos de Ética, en seguida, nos enfrascamos en dilucidar las esferas de la realidad conocidas dentro del campo ontológico; la exposición se haría en dos sesiones, en días diferentes; al terminar el primer día, se me acercó uno de los participantes, y me dijo: “todo estuvo bien , pero ¿por qué no nos habla el próximo día sobre las diferencias entre el bien y el mal”.
Me fui pensando en el asunto, y resultó más práctico y efectivo el trabajo del siguiente día; después de revisar algunas fuentes sobre la materia, tal como se nos enseñó en la escuela tradicional a los jóvenes de ayer, recordé la siguiente anécdota: En cierta ocasión pasaba mis vacaciones de fin de año en (La Joya), heredad de mis abuelos paternos; había terminado mi primer año de filosofía en el Seminario Mayor de San José de la Montaña, el que era administrado por la Compañía de Jesús (Jesuitas); durante mis vacaciones, mi gusto preferido era ir a un río para disfrutar de las aguas diáfanas y cristalinas en compañía de mis hermanos menores; en una de las ocasiones , un anciano nos salió al paso, y me dijo, amablemente : “A usted quería conocerle, me han hablado mucho de usted”; luego continuó : “Yo no sé ler ni escribir, pero sé lo que es el moral; es una fuerza que sale desde adentro del corazón de las personas y nos hace distinguir entre el bien y el mal y creer en Dios, porque el que sabe lo que es el bien también sabe lo que es Dios”.
Hasta la fecha, no olvido lo que ese rústico filósofo me enseñó, sin hablar más de lo necesario; también sentí pena de haber estudiado tanto la Ética aristotélica y a los clásicos latinos, memorizar tanta teoría, para llegar a la conclusión, que hacer el bien y evitar el mal es la base de todas las virtudes, tal como lo exponían en su cátedra los maestros clásicos, en los tiempos en que “Moral. Urbanidad y Cívica” eran materias obligatorias para los estudiantes de todos los niveles.
¿Qué predicaban nuestros mentores? La base de sus enseñanzas se resume de la siguiente manera:
Devolver lo ajeno a su dueño, socorrer al desvalido, proteger a los débiles, consolar al afligido, ayudar al prójimo a corregir los extravíos de su conducta; he aquí algunos ejemplos en que la acción humana realiza el bien, considerando a éste como valor moral, que dignifica al sujeto y que aprovechan otras personas para mejorar las condiciones de su vida.
Más si pudiendo ejecutar dichos actos no se realizan, por negligencia o por malicia y, en cambio, se efectúan otros que perjudican a nuestros semejantes y denigran a su autor, tales como: robar , asesinar, calumniar ; entonces el comportamiento humano se traduce en mal, que empeora las condiciones de la vida, que produce diversas formas de sufrimiento, que sirve de estímulo al odio, y dificulta las relaciones cordiales, que exalta el deseo de venganza, que se opone a la alegría de vivir y al goce de la felicidad.
Así como el bien revela perfección moral, el mal denuncia imperfección en la conducta humana. Suele considerarse el bien con la ausencia del mal y viceversa. El bien y el mal se oponen mutuamente. El uno es negación del otro, pero se relacionan de tal manera, que la magnitud de cada uno se comprende mejor por el contraste de ambos.
Siempre resulta más fácil hacer el mal que practicar el bien.
Por eso, es frecuente el predominio del mal sobre el bien; pero las fuerzas del bien pueden y deben triunfar sobre las fuerzas del mal, para tranquilidad de la conciencia y para vivir mejor.
El bien y el mal, en diversidad de formas y en distintos grados, influyen tanto en la vida individual como en la vida social. Más para dignificar la vida. hemos de fortalecer las potencias del bien y debilitar las fuerzas del mal.
En las relaciones familiares, en las prácticas religiosas, en el ejercicio de la política y en todas las actividades del hombre, se produce la lucha entre el bien y el mal. En el campo religioso, por ejemplo, el bien y el mal, respectivamente, están representados por Dios y el demonio, en el cristianismo; por Ormuz y Ahrimán, en el Mazdeísmo; por Noaechayún y Apickern entre los mayas yucatecos prehistóricos. Bien y mal: “en la Ética moderna, se ha considerado generalmente como bien, aquello que en el orden de la acción y en un caso determinado, es tenido por moralmente preferible. “EL MAL moral,para unos, es la violación voluntaria de lo que prescribe la
conciencia; para otros , la acción que degrada en uno mismo la dignidad humana que perjudica a la sociedad”.(U.T.E.H.A.)
La VIRTUD es fuente del BIEN, como el VICIO es origen del MAL. Como el BIEN y el MAL, se oponen entre sí la VIRTUD y el VICIO. Una y otra se apoyan en condiciones de la naturaleza humana y se afirman por el hábito. Los moralistas definen la VIRTUD como “integridad de ánimo y bondad de vida, hábito y disposición del alma para las acciones conformes a la ley moral “. Y consideran al vicio como defecto moral de la conducta, como hábito de practicar el mal, como desviación permanente del comportamiento, con respecto a la rectitud moral.
Los tratadistas contemporáneos denominan VALORES ÉTICOS a las virtudes y CONTRAVALORES ÉTICOS a los vicios.
La VERACIDAD, el VALOR, la PUREZA, la JUSTICIA son virtudes fundamentales en las cuales se originan virtudes SECUNDARIAS.
La VERACIDAD se caracteriza por distinguir certeramente lo bueno de lo malo. El hombre veraz es sincero consigo mismo-veracidad interna- y sincero con sus semejantes –veracidad externa-.
La veracidad externa se fundamenta en la veracidad interna, pues quien no es sincero consigo mismo, no puede ser veraz con los otros.
A la veracidad se opone la mentira o falsedad, vicio o contravalor del cual se originan muchos vicios o contravalores.
El VALOR consiste en la fortaleza de ánimo que permite actuar con rectitud y evitar el mal, aunque para ello sea preciso de grandes sacrificios, incluso el de la propia vida.
Entre el valor y los impulsos del mal se establece una pugna que debe resolverse con el triunfo del primero. Para lograr este triunfo es necesario disponer una voluntad fuerte y bien disciplinada.
En su forma POSITIVA, el valor conduce a la práctica del bien, el valor proporciona la fuerza indispensable para evitar el mal.
Polo opuesto del valor es la COBARDÍA o forma de egoísmo que procura el propio bien, con sacrificio del bienestar ajeno.
Del valor se deriva la FIDELIDAD, forma de LEALTAD que se traduce en respeto y sinceridad para con los demás.
La PUREZA permite al hombre gobernar sus impulsos, sujentándolos a las exigencias de las normas morales, la pureza equivale al DOMINIO MORAL o AUTODOMINIO, sin el auxilio del cual el hombre es esclavo de sus impulsos naturales.
La INOCENCIA no significa ignorancia de las cosas mundanas , sino estado espiritual en que se carece de culpa; es respeto de sí mismo.
La HONESTIDAD equivale a la decencia, al decoro, a la moderación, a la rectitud de conducta. Referida al sexo femenino, la honestidad se manifiesta como recato y castidad.
La SOBRIEDAD indica una justa medida en la satisfacción de necesidades.
La JUSTICIA fija los derechos y deberes de los individuos, según su función social, sin excepción y sin preferencias.
De la justicia se desprenden las VIRTUDES CÍVICAS,
practicadas en servicio de la Patria.
En la mayoría de instituciones educativas, instituciones públicas y empresas privadas encontramos colgados de las paredes vistosos cuadros, algunos en relieve que se refieren a la misión y visión institucional, y enseguida leemos cuales valores son los que dichas instituciones desean cultivar entre sus clientes internos; estoy de acuerdo que es una buena práctica, pero más importante es que cada miembro agregue los que él considera primarios, factibles y necesarios en su desarrollo personal.
La Universidad Doctor José Matías Delgado, trata de inculcar en los alumnos los siguientes VALORES INSTITUCIONALES:
HONOR INSTITUCIONAL: corresponde al lema de la Universidad: “OMNIA CUM HONORE”, equivale a decir que el honor está por encima de todo; que debemos cumplir nuestros deberes siempre y respetar a nuestra institución.
SOLIDARIDAD: Unidos con responsabilidad para crecer y mejorar el ambiente en beneficio de la sociedad salvadoreña y del mundo.
LEALTAD: cumplir con fidelidad nuestra misión, buscar ser integrales .
LIBERTAD: la verdad, la moral y la justicia, el amor a Dios y a la Patria como frutos de la misma libertad.
EXCELENCIA Y CALIDAD: base de la dinámica del cambio, producto de un clima laboral donde las relaciones humanas se practican eficientemente entre los miembros de la comunidad educativa.
RESPONSABILIDAD: estar pendiente en la satisfacción de las necesidades de los clientes tanto internos como externos; entregar a la sociedad profesionales capaces que contribuyan al desarrollo del país.
LEGALIDAD: fundamento jurídico de la función institucional; apegada a las leyes educativas, a sus reglamentos y a las leyes de la República.
Se me ocurre revisar la coincidencia de los valores que se practicaron en el pasado para confirmar que los valores permanecen, no se pierden, sino que cambian conforme a los ambientes sociales y a las culturas, pero que se han mantenido como soporte de las formas de vida de los pueblos.
En la Edad Media cuando le otorgaban el grado de caballero a un aspirante le recordaban los ideales que debería de observar durante toda su vida, y entre ellos podemos mencionar:
Valor: Los caballeros deben de soportar sacrificios personales para servir a las personas necesitadas, para ellos el valor era tener voluntad para hacer lo correcto, coraje para enfrentarse a los peligros de su oficio.
Defensa: Defender a sus señores y señoras, a sus familias, a su nación, a las viudas y a los huérfanos y especialmente a la iglesia.
Fe: una fuerte fe en Dios, la que les permitía llevar a cabo toda una vida de sacrificios y esperanzas.
Humildad: reconocían el honor de los demás, y ofrecía a Dios sus triunfos, atribuían el éxito a la colaboración de los demás y a la ayuda de Dios.
Justicia: para los caballeros era muy importante buscar la verdad sobre todo.
Generosidad: la generosidad era una característica que servía para contradecir la debilidad de la avaricia, ser generoso con los débiles.
Templanza: comer y beber con moderación; el caballero debería ser moderado con sus riquezas, sin abstenerse de ellas; así como el contenerse en sus apetitos sexuales.
Lealtad: los buenos caballeros juraban defender fervientemente sus ideales, a la iglesia, a sus señores, siendo capaces de dar su vida por defenderlos.
Nobleza: la nobleza es el principio de la cortesía, y los caballeros debían de ser corteses, honrados, estimables, generosos, ilustres y equitativos .
¿Cuáles de los valores caballerescos agregarías tú a los que nos señala nuestra Universidad?