Resultaría adverso operativo en El Salvador
Sellar algunas las celdas de las cárceles salvadoreñas con láminas metálicas es una medida draconiana que sin duda provocará acusaciones de violaciones a los derechos humanos, pero el presidente Nayib Bukele difundió él mismo las imágenes de las modificaciones, contando con el apoyo de una población traumatizada por la violencia de las pandillas.
Juan Carlos Fernández Saca, decano de la Facultad de Posgrados y Educación Continua de la Universidad José Matías Delgado, dijo que la mayoría de los salvadoreños están a favor de las estrictas medidas de Bukele y que es poco probable que al presidente le preocupe que grupos internacionales denuncien violaciones a los derechos humanos.
“Lo que está haciendo es ampararse en el hartazgo de la gente para tomar medidas represivas”, dijo Fernández. “La población se lo va a aplaudir”.
Esa actitud se vio reflejada el miércoles entre varios residentes de la capital, quienes se negaron a dar sus nombres por miedo a represalias de las pandillas.
“Son unos malvados, son asesinos, nos quitan nuestro dinerito”, dijo una mujer. “Soy creyente, pero a mí no me importa lo que les hagan; se lo merecen”.
Pero hay riesgos. Cuando se vino abajo una tregua entre las pandillas y el gobierno del presidente Mauricio Funes, El Salvador se convirtió en uno de los países más peligrosos del mundo, con 6.657 asesinatos en 2015, o 104 por cada 100.000 habitantes.
“Uno de los efectos negativos es que vuelvan a aliarse como en 2015 cuando se rompió la tregua y las pandillas Barrio 18 y Mara Salvatrucha (MS-13) se fusionaron para atentar contra policías y soldados”, dijo Luis Contreras, analista y consultor de seguridad.
Una parte fundamental de ese pacto había sido el trasladar a algunos cabecillas de las pandillas fuera de la infame prisión de máxima seguridad de Zacatraz. Pero eso también les facilitó a los líderes comunicarse con personas en las calles y mantener sus operaciones.
Ricardo Sosa, criminólogo y experto en pandillas, afirmó que las medidas de Bukele en contra de las pandillas parecían “acertadas”. Ahora, “los pandilleros tendrán que adaptarse, aprender a vivir hacinados, a convivir con sus enemigos”.
Pero advirtió que las pandillas aprendieron de esa tregua fallida.
“Los políticos les enseñaron que matarse entre ellos no era la mejor ruta, sino atacar su objetivo central, que es la estructura del Estado”, declaró.
De todas formas, los expertos advierten que la dura medida del popular mandatario podría ser contraproducente, unir a las poderosas pandillas del país contra el gobierno y devolver a El Salvador a los días en que era una de las naciones con mayor tasa de homicidios del mundo. Eso podría significar una peligrosa distracción mientras el gobierno enfrenta la pandemia de COVID-19.
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