Los retratos artísticos en recreaciones fotográficas
La recreación fotográfica de arte es un género olvidado. La cátedra de Fotografía, que se imparte en la Escuela de Ciencias de la Comunicación, recreó algunos retratos famosos y este es el resultado. Selección fotográfica de Ernesto Tejada Cáceres
La joven de la perla desvela sus secretos
La joven de la perla es un óleo sobre lienzo. También es conocida como Muchacha con turbante. Lo más característico de este cuadro, es la procedencia de su modelo. Se dice que no es un retrato sino un “tronie”, es decir, una pintura de una figura imaginaria. La modelo aparece en un fondo negro, de perfil con el rostro a tres cuartos. Su mirada se dirige hacia el espectador y la boca se abre ligeramente, dándole un poco más de realismo a la imagen.
Retrato de monja, la serenidad espiritual
El retrato de monja fue pintada con la técnica de óleo sobre tela, pegado en masonite. Actualmente, se exhibe en el Museo Nacional de Arte de México. Aún no se identifica al autor de esta pieza artística, pero los expertos consideran que la obra es del siglo XVIII. La serenidad es una invitación para que cada individuo se conozca así mismo a través de la meditación. La serenidad es un ejercicio en donde hombres y mujeres no tratan de verse en el agua que corre, sino en el agua tranquila, pues aquel que está en ese estado, puede proporcionarle tranquilidad a otros.
La gallega de Velázquez
El retrato sobre lienzo se denominaría La Gallega o Retrato de criada. Es una obra inacabada en la que la cabeza de la joven parece casi rematada, incluyendo la pañoleta, mientras que el cuerpo aparece solo esbozado a grandes pinceladas negras y el brazo izquierdo y la parte superior del vestido únicamente se insinúan. En el lienzo se refleja una mujer todavía adolescente, de rasgos típicamente gallegos, con cabellos castaños y mejillas sonrosadas, que se muestra abrumada y nos mira con timidez. El que en los retratos de Diego Velázquez haya partes simplemente esbozadas es algo que se repite en sus pinturas, por lo que se planteó que el maestro pudo considerarlo como terminado y que la propia impresión formaba parte de su medio de expresión.
El conquistador azteca, de un anónimo
Un retrato romántico de Hernán Cortés, segunda mitad del siglo XIX. El español Hernán Cortés de Monroy y Pizarro Altamirano fue el conquistador que, a principios del siglo XVI, lideró la expedición que inició la conquista de México, poniéndola bajo el domino de la Corona de Castilla, creándose a partir de ello el Virreinato de España. Cortés envío varias cartas al emperador Carlos I de España y V de Alemania a fin de que fuese reconocido su éxito de conquista en lugar de ser penalizado por su amotinamiento.
Frau Scheuchenpflug, la nobleza alemana
El retrato de Frau Scheuchenpflug es un óleo sobre lienzo del maestro Moritz Kellerhoven. El grabador alemán tuvo una buena reputación como retratista de la época, lo que lo llevó a pintar a casi todos los miembros de la nobleza y el clero bávaros. Su retrato más familiar es el de Maximiliano I en sus túnicas de coronación, que se ha utilizado como ilustración en muchos textos históricos.
La catequesis a través del arte
Heinrich Hoffmann traza con maestría a Jesús, que con sus gestos indica que el sufrimiento no es el camino hacia la felicidad. La enseñanza del artista es que la persona o es un verso suelto. Necesita de los demás. Y tal vez esté sobrando algo de la impedimenta, del oropel que no es más que peso muerto en sus hombros y que no le hace feliz, pues se marcha triste. Hoffmann narra con maestría la duda y el temor ante el dolor ajeno. La lección no puede ser más clara.
La Gioconda, la sonrisa enigmática
En el siglo XVI, Leonardo Da Vinci pintó a Mona Lisa buscando el efecto de que la sonrisa desapareciera al mirarla directamente y reapareciera solo cuando la vista se fija en otras partes del cuadro. El juego de sombras refuerza la sensación de desconcierto que produce la sonrisa. No se sabe si en verdad sonríe o si muestra un gesto lleno de amargura. Sigmund Freud interpretó la sonrisa de la Gioconda como el recuerdo latente que había en Leonardo de la sonrisa de su madre.
Fuente: Tu Espacio