Ser moderno no sólo consiste en aplicar el conocimiento científico y tecnológico a la industria y a la productividad económica, aun cuando estos aspectos son importantes para cualquier sociedad. Ser moderno consiste, también, en revalorizar el papel de las ciencias sociales, las humanidades y las artes para la construcción de un futuro mejor. La Universidad juega un papel central, de formar hombres y mujeres para el trabajo y la instrucción de generaciones futuras, y de ofrecer otros servicios culturales y de extensión a la comunidad. Por tanto, la Universidad debe atender, cuando menos tres grandes transformaciones:
- Transitar hacia una nueva concepción y organización del quehacer científico, por medio del trabajo multi e interdisciplinario.
- Conformar una estructura flexible y dinámica que le permita anticipar los cambios sociales.
- Actualizar su Misión, ya que debe preparar mujeres y hombres, creativos y autodidactas, capaces de convertirse en líderes constructores del futuro.
La Universidad tiene que consolidar sus relaciones con el entorno, con la sociedad que la sustenta; aspiración que se visualiza en acciones concretas:
- Redefinición de los programas con nuevos contenidos y métodos
- Atención especial al trabajo creativo, enfocado al auto aprendizaje
- Mecanismos eficientes de actualización del cuerpo académico y de reconocimiento a su labor
- Programas académicos vinculados a los sectores productivos, de servicios y sociales, entre otros.
Es indudable que durante los últimos años, la Universidad ha manifestado el propósito de cambiar, a través de diversas reformas e investigaciones significativas, logrando superar algunas deficiencias institucionales. No se puede aplicar las mismas fórmulas del pasado; nuestros tiempos requieren la transformación profunda de la Institución y debe emerger un Modelo de Universidad que responda a la nueva realidad y complejidad internacional. La creación del Centro de Investigaciones en Ciencias y Humanidades es producto de estas reflexiones a fin de que la Universidad se convierta realmente en una Institución de carácter investigativo de cara a los problemas de la nación y a los retos de la globalización.
La conveniencia de adoptar un enfoque de Planeación Estratégica deriva de la necesidad de establecer un horizonte más amplio de transformación y de analizar el desempeño de nuestra Universidad en relación con su entorno económico, ambiental y social. En este último rubro para cumplir con la responsabilidad de incidir en nuestro medio social ha consolidado y potenciado la Proyección Social por medio de Programas y acciones estratégicas cuyas inversiones están claramente definidas en el Plan de Desarrollo Estratégico.