El miedo a lo desconocido. Salimos fortalecidos o debilitados de la crisis del Covid-19*
“La pandemia vino a imponernos que nos saliéramos del molde, para pensar en ser diferentes, en nuestras interacciones, en cómo hacemos las cosas, en cómo consumimos información”. Un texto de Lourdes de Mojica
Lourdes de Mojica -Colaboradora administrativa del Centro de Investigaciones en Ciencias y Humanidades (CICH) Estudiante de Jurisprudencia y Ciencias Jurídicas
Se innova desde el terreno, es decir desde la práctica, y habrá que documentar para recordar los resultados en cada paso dado.
Recuerdo a este gran señor, Thomas Edison, que documentó todas las muchísimas formas de bombillas. Creo que, a posteriori, me gustaría recordar lo negativo y positivo de las circunstancias que vivimos hoy en día. Si salimos fortalecidos o debilitados, lo sabremos a futuro. Por el momento, los fracasos experimentados, las limitantes y los temores nos cortan las alas. En mi segunda semana de aislamiento social, conocer de los diferentes espacios virtuales es apremiante para mí, y para terceros, para aprender a educar/enseñar en línea, a comprar y vender en línea, y luego, para el café virtual con familia y amigos.
“Porque quien no se comunica no existe”, ya sea por chat, email, foro, Zoom o WhatsApp; poco a poco se van adquiriendo las competencias para estos ambientes virtuales.
Las circunstancias no fueron comprensibles en un primer momento. Es hasta el final de esta segunda semana, que puedo respirar y tomar los timones con herramientas en mano; dígase una agenda medianamente adaptada, ya que va más allá de lo usual. La poca aceptación de lo desconocido influye para dar el paso y enfrentar con buena actitud y madurez emocional la circunstancia actual.
En el día a día de este proceso del COVID-19, la vida ha sido el valor primordial de resguardo, de modo grupal. El entorno está poco adaptado a la realidad presente; mas sin embargo, la protección es en serio y se hará en serio.
¿Porqué la aseveración de que hay que estar en el terreno para echar andar lo medianamente aprendido? Hay necesidad de reinventarse, esto sin distinguir la actividad que nos atañe en el presente. Los cambios continúan, nada es igual, y tampoco está en consideración que la vida pueda ser de nuevo igual para mí, ni para el mundo que nos rodea –Hasta que el calendario nos de otra posibilidad–.
Como lo mencioné, fue hasta la segunda semana que estaba claro en el mapa de la mentalidad, o la Psiquis, que se debía continuar desde adentro, no desde el papel del espectador, sino como autor principal, tener la capacidad de actuar rápidamente; en esto la mujer es más pragmática. Ya no solo era en la noticia del periódico o la televisión del impacto en la economía, o que las compras se hacen a través de la App o que el despacho será hasta tres días después de echa la compra en línea, o que el supermercado no despachó completo; y lo menos esperado, en mi caso, pero que si era una realidad, que las consultas médicas continuarán mediante teleconsulta, y a esto se le sumaba la parte académica, que demanda los cumplimientos de tareas en la plataforma.
El tema de la madurez emocional juega un gran papel, ya que es la cualidad o destreza desarrollada por el ser humano para que pueda desempeñarse en cualquier campo o circunstancia de la vida y para sostener una convivencia sana en el marco del confinamiento.
La educación para los niños y adolescentes vuelve a casa, donde se asumía que iniciaba, pero que había sido soltada a criterio de los maestros y al entorno mismo. Cambio éste muy positivo, pero con una gran responsabilidad en el acompañamiento y mucho esfuerzo para los padres y del propio alumno. El rendimiento dependerá de mucha disciplina.
Inició la tercera semana, pero no así la seguridad para vencer el temor a lo desconocido. Esta semana vino con los pronósticos políticos, la fuerza laboral al borde del precipicio por tanta inseguridad en el entorno económico y muchísimos supuestos más. Se olvidaba la prioridad, que con el protocolo del distanciamiento lo que se está evitando es el no comprometer la vida al ciudadano común, grupo que lo componemos la gran mayoría del pueblo salvadoreño.
La psicosis de la guerra vivida en los años ochenta que vuelve a la mente, es palpable; solamente que la pandemia no tiene partido ni discrimina socialmente, y tampoco tiene un plazo.
El valor de la vida está en la segunda escala de la pirámide Kelseniana, ya que el valor del dinero es más sobresaliente. El temor a la caída de la economía y los temas fiscales en el país parecen ser los que más atañen a la sociedad. El dinero debe fluir para que exista la vida, y la vida, se extingue innecesariamente.
Debe haber vida humana para que haya fuerza de trabajo y eche a caminar el barco de la economía y el desarrollo del país; pero habrá que reinventarse, y como primeros autores las empresas deberán hacer cambios radicales, ser más blandos en la readaptación del capital humano. El regreso será otro episodio por aprender y habrá que enfrentarlo con nuevas reglas. En mi imaginación ese es un pasaje obscuro.
Está por concluir la semana tercera, el panorama de Quédate en casa, yo lo digo Quererse de lejos. La distancia incomoda, nuestro interior reclama la presencia de los seres queridos.
Realicé un pequeño test, con preguntas simples, de manera virtual, a personas que viven el distanciamiento social en otros países del mundo y a grupos de enseñanza y aprendizaje.
Su situación no más favorable que la nuestra; no han logrado vencer el temor a lo experimentado, que ha impactado en sus vidas y las de su familia.
Ammira. “COVID-19, es una pandemia que nos ha afectado a todos y en todo el mundo. Los efectos han sido grandes y pequeños pero importantes; personalmente me ha afectado de varias maneras, aunque tengo la suerte de estar sana y mi familia también. Trato todavía encontrar placer con las pequeñas cosas como prepararme un café, desayunar mientras miro por la ventana y mantener mi espacio físico organizado. Creo que estos placeres realmente me han ayudado a lidiar con el hecho de que tengo que quedarme adentro, soy introvertida natural; sin embargo, echo de menos salir y sentir la luz del sol en mi cara; así que por ahora, el único momento en que obtendré esta luz del sol será cuando traiga mi bolsa de basura al contenedor. Positivamente, aprovecho esto como una oportunidad para encontrar el equilibrio al redescubrir mi gusto por salir y ver a otras personas. Cuando esta pandemia golpeó, no pude salir a mi hogar –Quebéc– pero todavía tengo que completar el trabajo universitario, así como los exámenes finales. Aquí se cumplen las disposiciones, las reglas son para todos, porque es un país con mucha disciplina; más sin embargo, estoy en un desconocido comportamiento social, esperando pase pronto. Debo trabajar desde casa y cumplir con las indicaciones que nos envía nuestro gobernante.”1
Lorena. “En los Estados Unidos, hay un dicho que dice “Ten cuidado con lo que deseas, pues se te puede volver realidad”.
Hace unos meses, pensaba lo bueno de esas personas, que se retiraban y estaban en casa, felices, viendo televisión y descansando; y deseaba esa vida. Pues ese deseo llegó, pero no de la mejor manera, de una forma inesperada, y sin desearlo “todavía”. Ahora me encuentro en casa, preparando clases para mis alumnos discapacitados, hacemos una y otra actividad y hacemos reuniones “virtuales” de maestros y me encuentro a estas alturas de mi vida, intentando uno y otro modo más efectivo de comunicarme tanto con mis compañeros de trabajo, como con mis alumnos y padres de familia, solo iniciamos el período y sin saber el tiempo que durará. He notado que tanto ellos como nosotros, a pesar de estar en nuestra casa, poder levantarnos “más tarde” y tener tiempo para desayunar; estamos y nos sentimos frustrados, los maestros porque no estamos en nuestras aulas y por ende es muy difícil controlar quién participa en nuestro encuentro o no. Los niños al principio motivados, luego pierden interés.
Los padres, tratando que sus hijos pongan atención. Como maestros, podemos exigir realizar actividades, pero, que por falta de materiales, los niños no podrán realizar. Mi horario que tenía establecido, se perdió, hoy me levanto sin saber ni que día es. Veo las noticias tan desalentadoras como el saber que el “Central Park” tan bello y se está volviendo un cementerio ya que los cementerios locales no dan abasto.
Uno aquí y ahora, no puede ayudar en nada solo quedarse en casa. A diario, gente que por necesidad quiere salir a las calles, otras por vanidad, ya que se “aburren en las casas”, en este tiempo he visto como unas personas se han volcado a la religión, otras a la apatía esperando un nuevo día sin tener “nada que hacer”. Jóvenes que no les importa nada de lo que viene, ni el problema social ni el económico. Personalmente, creo que es el cambio a una nueva Era, tanto de supervivencia como de la humanidad en general, nos acostumbraremos gastar lo necesario. No sé, si este virus me cambio mis deseos de retiro, pues extraño mucho a mis alumnos. Pero sí creo, en que cambiará a la humanidad”.2
Salimos fortalecidos o debilitados en esta crisis. “Quizá lo veremos dentro de un año o hasta que el calendario nos de otra posibilidad”, ha sido mi frase célebre. Pronto se está haciendo muy familiar la costumbre al teletrabajo o trabajo remoto y a estudiar desde casa.
Atrévete a pensar diferente. Tengo la plena seguridad, convencimiento firme, de que los adultos no sabían cuáles eran sus actuales talentos, sus habilidades innatas,3 para sacar partido de los escombros. Esto nos ocurre porque el talento suele estar marginado, no nos hemos detenido o preocupado por él. Este aislamiento social nos ha puesto a dar un giro de reencuentro con nosotros mismos: habilidades para el arte, para manejar la tecnología y para disfrutar de lo que éstas nos ofrecen hoy por hoy; hemos tenido que descubrir nuestro interior, definitivamente. Caso contrario, la situación actual nos estará frustrando más de lo debido, nos opacará el día a día, porque en la vida no estamos haciendo uso de los talentos. Debemos salir de nuestros moldes de pensamiento, de nuestros pensamientos lineales o convencionales. Es urgente pensar desde fuera de la caja.
No solo de pan vive el hombre, y no solo de nuevas tecnologías se alimenta la innovación. Los adultos debemos mezclar la experiencia ya vivida y liberar los talentos. El uso de la tecnología nos ayuda como una herramienta indispensable en cuanto al conocimiento y a la comunicación. Si Dios nos ha dado talentos y habilidades, comienza a pensar de manera creativa; hay que reinventarnos en todas las esferas. La esperanza sigue, la economía será reactivada, desde los emprendedores hasta los negocios formalmente establecidos; pero hay que reinventarnos.
“Cambia tu manera de pensar y cambiará tu manera de vivir”.4
Pensando en otras situaciones que vienen, si no cumplimos con nuestras responsabilidades crediticias, el impago será una nueva amenaza. Los gestores de las empresas recuperadoras tendrán una presencia tal, que será otra pandemia, con sus modalidades de presión emocional a sus deudores; por lo que será tema para ser tratado a posteriori, porque no son exoneraciones ni mucho menos extinción, es solo una interrupción del pago. El virus del impago también nos alcanzará.
A raíz del COVID-19 se observan grandes cambios: la educación en el país revolucionó aceleradamente; la contaminación ambiental se redujo, en gran escala: puede observarse que muy pronto la naturaleza se remozó.
En conclusión, la vida no volverá a ser como antes y es preocupante el futuro. Nos encontramos rumbo a un camino nuevo y con efectos económicos duraderos. No hay un marco de referencia.