Ana María Rivas formada en la Escuela de Jóvenes Talentos en Letras
Ana María Rivas es una de las nueve salvadoreñas que reinventan la palabra escrita, reportaje de Stanley Luna para Séptimo Sentido de La Prensa Gráfica.
La noventera que escribe sus sueños
Ana María Rivas soñó que la operaban en una mesa. Ese sueño luego se convirtió en un cuento: un hombre al que operan y le extraen mariposas del estómago. Una alegoría de los sueños que el humano gesta y que el mundo los arranca.
Ana María es noventera, nació después que acabó la guerra. Lo hizo rodeada de maestras y eso le permitió tener libros a su alcance. Primero leyó las enciclopedias, y cuando comenzó a estudiar, fue atrapada por los libros de texto, sin estar consciente que parte de lo que leía era literatura.
“Parte del combustible, la materia para crear, ha surgido a partir de mis sueños”, dice a sus 24 años.
En un país sin oportunidades para la formación artística, Ana María llegó a los 13 años a la extinta Escuela de Jóvenes Talentos en Letras, un proyecto apoyado por la Universidad Dr. José Matías Delgado (UJMD) y el Ministerio de Educación, que pretendió formar a escritores y pensadores a escala nacional, tomándolos de escuelas públicas de todo el país.
En ese espacio formativo recibió clases con escritores como Susana Reyes, Claudia Meyer, Carlos Clará y Osvaldo Hernández. Aunque para entonces escribía poesía, por un tiempo probó con la narrativa y hoy ha vuelto a la poesía.
En 2014 sus primeros textos aparecieron en la compilación literaria “Sextante”, publicada por la UJMD. Hace dos años tres poemas de su autoría también fueron publicados en la revista Cultura, del Ministerio de Cultura.
Su tiempo para escribir lo mezcla con las artes visuales y el trabajo en una empresa. Estudia el quinto año de la Licenciatura en Artes Plástica con opción en Pintura. Ana María debe parte de sus textos a ese mundo onírico que puede confundirse con la realidad, pero por hoy tiene en mente trabajar performances que partan de sus textos.
Ana María Rivas
“MOTHER”
“Oh madre oscura, hiéreme con diez cuchillos en el corazón”. P. Neruda
…
Madre: ¿has escuchado tu voz los últimos años?
¿Sabes acaso que has perdido
tu nombre
tu edad
y tus sueños?
Te cambiaron los ojos por dardos
los dedos por gusanos
y los pies por estacas.
Te llamo madre porque no sé decirte de otro modo.
No puedo llamarte mujer ni anciana ni monstruo.
El café desborda en la cocina
y te has quedado dormida frente al tele.
Han pasado siglos y tus huesos siguen habitando la sala,
la tierra en la boca, el veneno en tus párpados.
Madre, ¿dónde guardaste las píldoras del insomnio?
En estos días necesito
coserme los ojos y esperar la muerte.
…
Mi madre es un pez sin océano ni estanque,
ojos de ceniza en la habitación de mi memoria.
Ella soñó parir a muchos hombres
que postraban sus rodillas
y adoraban su vientre.
Mi madre mató a sus hijos.
Y por cada uno se clavó una aguja:
Era tan grande su estirpe
que no fue más mujer sino acero
y entre carne y sangre
se volvió una espina.
Mi madre volcó su imperio de cruces en mi falda
impuso sus manos en los hijos que aún no tengo
y les dio veneno porque odia las ratas.
…
Madre, cántame una canción de cuna
donde quepan las distancias del mundo
y el rostro donde se queman los espejos,
Cántame noches sin amanecer que me separen
de la fe de enterrar mis manos en los astros.
Téjeme una mortaja por vestido
hazme trenzas en el cuello
y sujétame a las vigas,
méceme, seré tu péndulo
una muñeca amplia oscilando entre los muebles.
…
Madre, olvidé decirte que nadie tiene una madre.
Fuente: 7S.LAPRENSAGRAFICA.COM / Nueve salvadoreñas que reinventan la palabra escrita
Etiqueta:Proyección Social