El miedo a infectarse de COVID-19 está latente en El Salvador
Estudiantes de la Escuela de Ciencias de la Comunicación, dentro de su cátedra de Géneros Periodísticos, impartida por el licenciado Carlos López Vides, publicaron un reportaje investigativo en El Diario de Hoy sobre los miedos que provoca el coronavirus.
El objetivo principal de la actividad fue brindarles a los estudiantes la oportunidad real de publicar en un medio de alto alcance, oportunidad que venía acompañada de un gran compromiso y responsabilidad para que solo dos de cinco trabajos fueran elegidos.
El miedo a infectarse de COVID-19 está latente en El Salvador
Según un sondeo a nivel nacional, en el que participaron 322 personas representantes de los 14 departamentos, el miedo a la pandemia de COVID-19 está muy latente en nuestra sociedad.
*Colaboradores: Norma Arriaza, Salvador Rodríguez, Sugey Ávalos, Karla Solís, Selene Díaz, Rodrigo Portillo. Estudiantes de Comunicaciones de Universidad José Matías Delgado
Un cuarto del año 2020 en confinamiento y más de 3,000 casos confirmados en El Salvador a causa del COVID-19, esto sin contar las innumerables noticias en todos los medios sobre nuevos contagios y muertes, consejos prácticos para tratar la enfermedad y desinformación constante en redes sociales, la población salvadoreña no solo ha sido afectada físicamente sino también psicológicamente.
La constante saturación de información ha generado ansiedad y sobre todo temor en los salvadoreños, el cual ha ido aumentando a lo largo de los casi tres meses de cuarentena.
Según un sondeo realizado a nivel nacional para la cátedra de Géneros Periodísticos de la Universidad Dr. José Matías Delgado, enfocado en conocer las percepciones de los salvadoreños ante el virus, se confirmó que el 74.9 % de la población tiene mucho temor al salir y contagiarse de COVID-19.
A pesar del miedo y de las consecuencias que provoca la pandemia en los salvadoreños, no hay seguridad de que la cuarentena domiciliar se cumpla al 100 %, ya que las personas tienen que salir para abastecerse de alimentos y de medicinas que suplan sus necesidades y en otros casos, para algunas personas es obligatorio ir a trabajar.
“Es difícil porque por la misma situación, me convertí en un nexo epidemiológico por un compañero de trabajo que dio positivo a la prueba de COVID-19”, dijo Mario Cortés, ciudadano salvadoreño que cuenta la experiencia que ha vivido en esta cuarentena. Al igual que Cortés, cientos de salvadoreños se han visto afectados por la pandemia, ya que para algunos sectores empresariales es obligación de que se presenten a trabajar o de lo contrario podrían perder sus trabajos.
Antes que el virus llegara a nuestro país ir al supermercado era algo normal, las personas se tomaban su tiempo y el distanciamiento no era tomado en cuenta, la gente podía ir a la peluquería, llenar los estadios, departir entre amigos, celebrar cumpleaños, viajar, ir a la iglesia, visitar familiares y no pasaba nada; ahora que el país entró a la fase 3 de la pandemia (lo que significa que en cualquier lugar se está expuesto a contraer la enfermedad), parece que relacionarse con las personas que queremos o tenemos a nuestro alrededor es motivo de temor e inseguridad, ya que cualquiera puede ser portador del virus; es por esto que cada vez que se sale de casa hay que tomar todas las precauciones necesarias para evitar el contagio; según el sondeo realizado, el 76.4% de la población afirma que al regresar a casa toma todas las medidas preventivas (tomar un baño, lavar las manos, dejar los zapatos en la entrada, etc.).
Enfermedades mortíferas han afectado el país en otras ocasiones, enfermedades que han llenado de desconfianza a la sociedad sobre las medidas de precaución y cuidados, pero ninguna como el COVID-19 que no solo ha llenado de preocupación a El Salvador, sino al mundo entero, creando diferentes reacciones en cada uno, reacciones que se ven reflejadas en la estigmatización de la población que tiende a discriminar, creando una atmósfera de apatía.
Discriminados
El 70.8% de la población menciona que respeta, pero toma su espacio si saben de algún vecino que haya dado positivo con COVID-19, contrario al caso de Carolina Amaya, quien se vio afectada de una forma más directa tras recibir una petición de desalojo del lugar en donde residía.
Carolina tuiteó lo siguiente: “Después de llegar del hospital, donde se vive un ambiente tenso y de zozobra por la pandemia recibí un mensaje de la casa donde alquilo, de verdad me da tristeza que me hagan esto! Y entiendo la preocupación, pero me parece injusto que me pidan desalojar de un día a otro”.
La dueña de la casa le menciona la inquietud que sentía tras saber que su inquilina forma parte del personal que trabaja en primera línea combatiendo la pandemia. Ejemplos como este ponen en evidencia los estigmas que la población tiene y la discriminación que sufren los trabajadores, especialmente los del sector salud.
El Salvador es un país donde salir por necesidad es una opción válida, ya que hay que suplir las necesidades básicas, aun sabiendo que dentro de los mismos hospitales hay discriminación hacia el personal que está en primera línea, así lo afirman enfermeras y doctores, quienes aseguran sufren discriminación en sus trabajos, en supermercados y en sus lugares de residencia.
Un ejemplo de lo anterior es Claudia Servellón, enfermera, quien menciona haber sufrido discriminación en su colonia. “Hubo una ocasión que una señora me dijo que si atendía pacientes con COVID-19, porque si lo hacía ya los había fregado”, relata la profesional.
Las opiniones son diversas y aunque algunas personas reflejen inseguridades y discriminen al personal que se encuentra combatiendo la enfermedad en primera línea, hay otros que responden de forma diferente, ayudando a quien lo necesite y respetando a los héroes que ponen en riesgo su vida para salvar la de otros.
Durante la pandemia los salvadoreños se han acostumbrado a una nueva normalidad, aunque siempre existe incertidumbre ya que, como personas y parte de la sociedad, tendemos a preocuparnos por el futuro. Esto se refleja en el 91.3 % de personas quienes aseguran tener algún grado de temor de regresar a la vida laboral, personal y estudiantil tras cumplir el tiempo de cuarentena; casi el total de los entrevistados afirman que aún no están listos para enfrentar un nuevo estilo de vida fuera de casa por temor a contagiarse.
“No tengan miedo, no es la primera vez que nuestra civilización se enfrenta a algo como esto, se superó la gripe española y era más mortal”, opinó Daniel Servellón, arquitecto, quien piensa igual que muchos salvadoreños que consideran que aun en la dificultad de la pandemia hay que tener una personalidad empática y solidaria, sin discriminar a ninguna persona, sino por el contrario admirarlos.
Para la psicóloga clínica Ingrid Paola Guevara Córdova, dice que ha detectado cómo han reaccionado las personas ante esta pandemia, ya que es notorio el aumento significativo en sintomatología ligada a depresión y ansiedad, también ella considera que otro porcentaje ha mostrado su parte solidaria y empática, lo que es tomado a bien pero no les excluye de tener consecuencias en un futuro debido al confinamiento.
Pero apunta algo importante: “Durante la pandemia, la salud mental ha sido invisible a totalidad” por parte de las autoridades que han manejado esta situación.
“Somos un blanco fácil, pero sabemos que la Fuerza Armada nos necesita”
“Lo primero que me pasó por la mente cuando nos informaron que estaríamos al frente de la batalla contra el COVID-19 es que era contra mi vida, totalmente riesgoso porque soy hipertenso y tengo un cuadro con problemas respiratorios desde la infancia, varios de nosotros tenemos padecimientos que nos hace un blanco fácil para el COVID-19, pero sabemos que la Fuerza Armada nos necesita”, dice el militar, uno de miles que están en primera línea de la pandemia.
Había pasado un mes y medio, el destacamento no había sido equipado adecuadamente, no había mascarillas quirúrgicas, n95, viseras, alcohol gel en las instalaciones, desinfectantes adecuados para sanitizar constantemente, lo cual hacia un lugar inseguro estar dentro del destacamento, y estar fuera de el sirviendo al país era aún peor sin el equipo adecuado.
El personal de salud, doctores, dentistas y enfermeros no cuentan con equipo adecuado, tampoco se les ha impartido ningún tipo de capacitación sobre el nuevo virus, y tampoco se ha implementado un protocolo de salubridad para salir e ingresar al destacamento o atender al personal militar. “Es preocupante, en estos casi tres meses nunca han hecho pruebas a nivel de destacamento a médicos, enfermeros, y soldados”, dice.
A pesar de que las personas ya conocen los rostros de este valiente personal, soldado anónimo asegura nunca haber sentido ningún rechazo o señal de discriminación. “No nos hemos sentidos discriminados al contrario nos respetan”.
La valentía de este equipo es admirable por muchos y respetada por otros; sin embargo tienen temor y sienten diferentes emociones al estar de frente ante esta situación. “Mi miedo a diario es contagiar a mi familia, eso solo me hace ser excesivo en mis protocolos de salubridad que mantengo en el trabajo, en la calle y en casa; he sentido durante 3 meses diferente emociones, tristeza por no poder ver a mis hijos, miedo de contagiar a mi esposa, incertidumbre en cuanto al paro total de la economía, pero me levanto a diario siendo mas valiente que ayer para enfrentarme otro día a este enemigo, sabiendo que contribuyo como un granito de arena a mi gente”.