CICH El Salvador: COVID-19 y perspectivas económicas
El Centro de Investigaciones en Ciencias y Humanidades (CICH) publica un especial sobre El COVID y cómo está impactando en la vida de diversos sectores, generando un posible cambio que deje huella significativa y profunda.
Autor: Dr. Oscar Joao Picardo, Director del CICH
Inicio una nueva etapa como columnista permanente en El Diario de Hoy; y no quisiera comenzar de otra manera… El campo educativo es mi pasión, y les presento esta reflexión esencial para dialogar sobre los problemas y desafíos de hacer educación en épocas de COVID-19.
En el año 2001 publicamos el artículo para la Universitat Oberta de Catalunya titulado: “Pedagogía Informacional: Enseñar a aprender en la Sociedad del Conocimiento” (con 85,800 resultados en Google); se trataba de un llamado a preparar nuestras capacidades didácticas y pedagógicas e incorporar las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones en el proceso de enseñanza aprendizaje. El aporte teórico se basaba en las teorías del destacado sociólogo Manuel Castells Oliván, autor de la trilogía La era de la información y actual Ministro de Universidades del gobierno español. En efecto, ya transcurrían cinco años de la aparición de internet en nuestras vidas y todo comenzaba a cambiar.
En nuestro Ministerio de Educación, para 1999, se comenzaron a diseñar tímidamente las primeras herramientas. En el marco del plan “Desafíos para el Nuevo Milenio” se incorporaron los “Centros de Recursos para el Aprendizaje” (CRA), pero los terremotos de 2001 cambiaron los planes. En 2004, cuando se presenta el “Plan Nacional y Educativo 2021” aparecen las estrategias “Conéctate” (tecnología y conectividad), “Grado Digital” y Edunet. Luego, en 2009, se diseña –o más bien se copia mal del Plan Ceibal y de OLPC, One Laptop per Child– el plan “Un niño, una niña, una computadora”. En el plan original se tenía planificado entregar 800,000 computadoras –lempitas–; no obstante, en 10 años apenas se entregaron 50,000 equipos, cuando la matrícula era de 1.3 millones de estudiantes.
A la fecha, según el informe del “Observatorio MINED 2018”, sólo 1,521 centros escolares tienen conexión a internet, es decir el 34.53% (de 5,179 instituciones censadas); además, debemos recordar que sólo la mitad de la población tiene internet (dataportal.com) y el costo promedio mensual sería no menor a US$ 20. La brecha es enorme, y uno se pregunta ¿cómo las autoridades van a implementar estrategias de educación a distancia on line con estas cifras?
Al filo de la industria 4.0 e ingresando a los escenarios de la economía digital, observamos un despliegue inimaginable de desafíos: internet de las cosas (IoT), Big Data, Inteligencia Artificial (IA), automatización, robótica, nanotecnologías, el movimiento STEAM (Science, Technology, Engineering, Arts and Mathematics), Cloud Computing, realidad aumentada, 3D, etcétera; todo a una velocidad de los avances acelerada y con una amplitud y profundidad agresiva.
Nuestros niños(as) y docentes tienen capacidades similares a sus pares en el primer mundo; la diferencia fundamental de las brechas son las oportunidades de equipamiento y el modelo de enseñar. En efecto, en nuestro medio, los estudiantes “conocen, pero NO comprenden y aplican lo que saben” –todo es teórico y de pizarra–, mientras que en los países más desarrollados los sistemas educativos generan capacidades y aprendizajes basados en proyectos para solucionar problemas reales, aplicando lo que aprenden en el aula.
La educación on line mediada por plataformas –Sakai, Blackboard, Moodle y hasta Teams, Zoom o Hangouts– es tan efectiva como la presencial; de hecho, inclusive, me comenta la profesora Ana María Ábrego – docente de arte de un colegio bilingüe– y Directora del Instituto de Investigación para el Aprendizaje (IIA), permite descubrir nuevas capacidades e identidades de estudiantes. Así, niños y niñas que se sienten inhibidos por la presión grupal en el aula, cuando están aprendiendo en plataformas y más solitarios, despliegan una mayor capacidad y creatividad: “Observo niños muy felices con la metodología virtual; sin estrés, implicados, motivados, cumpliendo objetivos, adquiriendo competencias, descubriéndose a sí mismos, revalorizándose, sonriendo y disfrutando”.
En esta crisis de la pandemia COVID-19, para la cual el sistema educativo público y privado no estaba preparado, las medidas de confinamiento y distanciamiento social nos obligaron a todos a experimentar diversas estrategias de educación a distancia. Las experiencias han sido diversas, entre lo absurdo y creativo. Así, muchos niños sólo reciben listas interminables de actividades y tareas para hacer en casa, si ninguna mediación pedagógica, mientras que unos pocos usan plataformas de comunicación con acompañamiento virtual. No se escapa de esta crítica nadie, ni los colegios más prestigiosos; el COVID-19 nos movió el tapete a todos; en efecto, una cosa es ser maestro en el aula y otra, tutor virtual.
Una educación a distancia efectiva mediada por internet necesita al menos: a) Un docente formado como tutor y alfabetizado tecnológicamente hablando; b) Un modelo educativo y pedagógico digital; c) Una planificación educativa diferente a la usual; d) Una plataforma educativa con foros, recursos digitales, materiales multimedia y transmedia y herramientas de evaluación digital; e) Ancho de banda de internet adecuado; f) Equipo: PC o laptop. ¿Cuántos estudiantes tienen esto? A lo anterior le llamamos “Transformación Digital”, y no se trata de digitalizar documentos o utilizar tecnologías; es algo más complejo, se trata de una transformación institucional que supera e integra la educación on line, el uso de tecnologías o digitalizar procesos administrativos y académicos; es una nueva forma de conceptualizar y gerenciar las instituciones educativas para dar respuestas a los retos y desafíos de las transformaciones económicas, industriales y científicas.
Dadas las limitaciones actuales y los escenarios futuros, el MINED debería diseñar una batería de estrategias plausibles en al menos cuatro líneas: 1) a nivel educativo, diseñar un modelo de educación alternativa con los ajustes curriculares y materiales necesarios, y decidir con cuál plataforma se va a trabajar; 2) a nivel de medios, además de internet, MOOCs (Massive Online Open Courses), canales de youtube, tutoriales y otras herramientas, incorporar TV Educativa y Radio para zonas sin cobertura; 3) a nivel de recursos humanos, dos cosas importantes: alfabetizar tecnológicamente hablando a todos los docentes (recuperen Grado Digital) y entregar laptop a los 46,277 docentes; y 4) a nivel de infraestructura tecnológica: negociar con las empresas de telefonía, con un trato de beneficio fiscal, para que doten de internet a las 5,179 escuelas de forma gratuita y con un ancho de banda adecuado.
COVID-19 ha sido una buena oportunidad para demostrar la creatividad, las limitaciones y la improvisación. Ahora ya sabemos qué hacer…
Boletín COVID-19 CICH-3