Las matemáticas y las estadísticas del COVID-19
Óscar Picardo, director del Centro de Investigaciones en Ciencias y Humanidades (CICH), de la Universidad Dr. José Matías Delgado (UJMD), hace una reflexión sobre la progresión matemática del virus y las medidas tomadas por el Gobierno
En Tu Espacio: Por Óscar Picardo / Artículo de opinión publicada en elsalvador.com
En la cadena nacional para decretar la cuarentena general para la población salvadoreña -sabia medida, que pudo ser de 15 días- se utilizaron unos datos alarmantes que proyectaron un número de contagios ejemplificantes elevados a 3,145,728 casos -a mayo de 2020- si no se hubiesen tomado medidas. Las autoridades le llamaron “progresión matemática” utilizando la siguiente sucesión (Stewart), en donde, para (asumiendo que el número de casos se duplica cada 3 días); logrando un crecimiento exponencial en dónde la cifra se multiplica por dos: 3,6,12,24,48,96,…
El cálculo al final no fue logarítmico, ni exponencial, ni armónico, tampoco geométrico o aritmético, fue apocalíptico, como para afligir a la gente. Al final China con 1,400 millones de habitantes aún no llega a los 100,000 casos, y en nuestro peor escenario se contagiaría la mitad de la población …
La proyección surge de una mirada básica o simple a los datos que se han dado en los países con mayores niveles de contagio: China, Italia y España; no obstante, no se han considerado los imprescindibles datos demográficos en la proyección, ni otras variables culturales o industriales; en efecto, tanto en Italia como en España son naciones muy envejecidas; además, hay otros aspectos relacionados a las capacidades del sistema sanitario público; en efecto, hay carencias y muchos servicios privatizados, frente a una demanda descontrolada de personas que bien pudieron pasar su enfermedad en casa sin mayores consecuencias, sin embargo, abarrotaron los hospitales y facilitaron el contagio, aquí entran en acción personas jóvenes desinformadas o histéricas que llegaban a los nosocomios a verificar si tenían o no el virus.
Tal como anotan Javier Cladellas y James Humberston: “El COVID-19 es un virus extremadamente contagioso. El número promedio de personas que puede contagiar un individuo infectado es calculado con el número reproductivo básico () y se estima que el R0 para el coronavirus se encuentra entre 1.4 y 4 personas contagiadas (Qun Li, 2020). En comparación con el de la influenza que es entre dos y tres (CE, JM, & M, 2004)”.
Para una adecuada simulación se debe utilizar un modelo compartimental SIR, desarrollado por Kermack y McKendrick. Este es un modelo simple en el que se toman en cuenta tres subpoblaciones: Susceptibles (S): individuos sin inmunidad a la enfermedad. Estos son susceptibles a ser infectados. Infectados (I): Portadores del virus. Estos individuos presentan síntomas de la enfermedad, y pueden transmitirla al entrar en contacto con personas susceptibles; y Recuperados (R): Personas que no pueden transmitir la enfermedad, ya que se recuperaron de la enfermedad. Para el coronavirus se puede utilizar un período infeccioso promedio de 14 días, por lo que la probabilidad de recuperación puede ser de 0.04. A este modelo también se le puede incorporar -para calcular decesos- los aspectos demográficos; para el caso salvadoreño, al 2018 tenemos: 27.13% de personas de 0 a 14, 64.58% personas de 15 a 64 y 8.29% de personas mayores de 64 años.
Con estos datos, y partiendo de 3 casos actuales y de las condiciones demográficas, el pronóstico de infectados -con 3 valores de la literatura aceptada- a mayo o 60 días según la modelación SIR serían: 8 casos (escenario optimista valor 1.4) 100 casos (escenario moderado valor 2.5) y/o 4000 casos (escenario crítico valor 4) y con una tasa de mortalidad de 4 % tendríamos entre 4 a 160 decesos…; así que también la Alcaldía debe re-evaluar el seguir cavando tumbas en el cementerio …
Las medidas tomadas por el Gobierno han sido acertadas en su mayoría para aplanar la curva; los controles migratorios, albergues en cuarentena y cierre de las fronteras, han sido decisiones rápidas, imperfectas pero efectivas; -curiosamente Nicaragua sin estas medidas mantiene un registro similar al nuestro-; en todo, sería prudente que nos viéramos en el espejo de otras naciones con condiciones demográficas similares a las nuestras, como, por ejemplo: Serbia, Libia o Nicaragua y Costa Rica.
Algunas universidades del país poseemos unidades de modelaje matemático, recomendamos al Gobierno que se acerquen y busquen ayuda de especialistas: Epidemiólogos, Biólogos matemáticos, matemáticos puros; estamos en la disposición de colaborar para mejorar la métrica de las presentaciones y, por qué no ponerle datos y cifras a muchas ideas que se comunican desde la política.
Por último, con cálculos incorrectos y sin ciencia, corremos el riesgo de terminar con buena salud, pero con la economía agonizando. La primera vacuna que necesitamos es la educativa y científica, invirtiendo más en investigación y desarrollo y, menos en comunicación, inteligencia, vehículos, viajes en jet privado y privilegios políticos.