Zamiatin y Orwell, el estilo de las novelas que anuncian el fin de la libertad (Entrega 2/3)
Lo cierto es que Zamiatin y Orwell retrataran un pasado totalitario de corte comunista que no volverá. No obstante, muestran, en sus obras, un espíritu de rebeldía movido por el alma y por la imaginación.
Por Ricardo Chacón
En el artículo anterior plantee que las piezas literarias de Zamiatin y Orwell señalan, con mucha agudeza, el peligro del fin del individuo absorbido por una masa amorfa e indefinida que dirigen algunos sujetos “iluminados”, que se hacen no solo con el poder, sino con la voluntad de la persona, terminando con lo más íntimo de esta: su libertad.
En Rebelión de la granja, Orwell crea un mundo de animales, en una granja, que se rebelan contra sus dueños. Se plantea luego la creación de una nueva estructura social peor que la implantada por los antiguos dueños. Se trata, como se narra en la introducción a la edición en español, de una condena de la sociedad totalitaria brillantemente plasmada en una ingeniosa fábula de carácter alegórico.
Los animales de la granja de los Jones se sublevan contra sus dueños humanos y les vencen. Pero la rebelión fracasará al surgir entre ellos rivalidades y envidias, y al aliarse algunos con los amos que derrocaron, traicionando su propia identidad y los intereses de su clase. Aunque Rebelión en la granja fue concebida como una despiadada sátira del estalinismo, el carácter universal de su mensaje hace de este libro un extraordinario análisis de la corrupción que engendra el poder, una furibunda diatriba contra el totalitarismo de cualquier especie y un lúcido examen de las manipulaciones que sufre la verdad histórica en los momentos de transformación política.
“La novela de Orwell finaliza con una lapidaria frase: “No había duda de la transformación ocurrida en las caras de los cerdos. Los animales asombrados, pasaron su mirada del cerdo al hombre, y del hombre al cerdo; y, nuevamente, del cerdo al hombre; pero ya era imposible distinguir quién era uno y quién era otro”.
Personajes como Lenin, Stalin y Trotsky, entre otros, son los arquetipos que se pintan en esta historia. Aquellos murieron, pero siguen entre nosotros personajes como Nicolás Maduro, Daniel Ortega, Kim Jong-un e, incluso, el impredecible Donal Trump, quienes luego de llegar al poder por las urnas o las armas, amenazan la estabilidad social, el bien común y la libertad individual.